miércoles, 17 de febrero de 2010

La culpa es del que no juega











Qué difícil se hace entrenar cuando siempre tienes que ganar. Es paradójico el asunto porque se supone que tu meta deportiva es lograr la mayor cantidad de triunfos posibles -y hasta imposibles- pero cuando no lo consigues todo te cae encima. El Real Madrid es un vivo ejemplo de esto. Un equipo armado a golpe de talonario debe demostrar desde el primer día que sabe jugar. Pero, detengámonos un momento en eso, en la palabra equipo. Para que un conjunto de personas se junten, funcionen, disfruten y al final de todo, jueguen, es necesario pasar un tiempo prudencial y contar con todos los mimos posibles. Con los merengues eso no existe. El fútbol resultadista te exige ganar desde el primer día y no pensar en más nada. Lamentablemente, el dinero no compra victorias, ni compra un equipo. Compra jugadores que tratarán de compenetrarse y dar lo mejor de sí.








Sin embargo, si no juegan como deben, si no se sienten bien y si empiezan a fallar las dudas siempre caerán sobre ellos. Es ahí donde debe surgir la figura de un entrenador decente. Una persona capaz de manejar un grupo, conocer a sus jugadores y aprovechar las condiciones de cada uno para sacar lo mejor de ellos. Lamentablemente, Manuel Pellegrini no lo es para el Real Madrid. El chileno no ha podido formar en siete meses un equipo. Su estrategia se ha basado en lo que hagan sus estrellas. Y si eso no funciona, que Dios los agarre confesados.








Es imposible ganar cuando tus jugadores no están en sus posiciones ideales. Es imposible ganar sin Cristiano Ronaldo galopando por las bandas y perdiendo el tiempo -y los balones- por el medio. Es complicado triunfar si Kaká no es Kaká. Si las lesiones lo han llevado a perder un par de segundos en su sprint y arranque. Si no influye detrás del/ o los delanteros y si no lleva el peso ofensivo. Se dificulta todo si Higuaín se pierde entre los defensas. Si se ve privado de buscar espacios y encasillado en un rol que cumple, pero que no es el de él. Se complica aún más con alguien como Diarrá (Lass o Mahamadou, viene siendo lo mismo) trabando el juego ofensivo y obstaculizando la salida. Es peor si Xabi Alonso se dedica únicamente a destruir y no demuestra que tiene peso al momento de atacar. Se dificulta más si tus laterales no suben y si Sergio Ramos no consigue posición fija.








Lamentablemente, por más que influya la actitud de los jugadores, el principal culpable en todos estos aspectos es el técnico Pellegrini. Hablar y hablar no sirve, hay que ejecutar y eso en el Madrid no se está viendo. Así, no importa la diferencia con el Barcelona, nunca se alcanzará. Y así, seguirán pasando los años sin lograr un mejor resultado en la Champions. Se necesita un cambio de mando ya. La sombra de Vicente Del Bosque sigue pesando mucho en Chamartín.

1 comentario:

  1. Es encantador comenzar a leer de fútbol cuando se acerca el mundial. Cuando hablabas de Cristiano Ronaldo y Kaká, me los imaginaba en pleno en el campo... se viene una temporada de pasión...

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