lunes, 14 de junio de 2010

La naranja se contagia de ‘resultadismo’.






Holanda se perfilaba como candidata para –al fin- ganar un Mundial, sin embargo, su comienzo fue a lo lejos el reflejo de todo lo que ha demostrado en su historia. Los naranjas bien ganaron 2-0 a Dinamarca, pero fueron incapaces de hacer su juego y se valieron de un autogol y de las arrancadas del suplente Eljero Elía para poder lograr el triunfo.

La Naranja Mecánica no pudo realizar su juego. Rafael Van der Vaart y Wesley Sneijder se vieron incapaces de ejercer el control del balón en medio de la cancha y eso se tradujo en un enredado encuentro, donde únicamente unas pocas intentonas de Robin Van Persie intentaban marcar la diferencia.

Holanda, por estilo de juego y convicción, careció de su mejor arma: el control de balón. De ahí, que una ordenada pero sin recursos Dinamarca, fuera capaz de hacerle cara y demostrar que cualquier defensa bien parada es capaz de pararlos. Los holandeses, acostumbrados al dominio del balón y a un planteamiento táctico donde el juego por bandas cobra mucho peso, extrañaron las internadas de Arjen Robben, quien sigue lesionados. Dirk Kuyt no tuvo mucho peso ofensivo –salvo el gol- y únicamente cuando entró Elía fue que pudieron abrir el pasillo derecho y aprovechar la velocidad de sus piezas.

Si quiere reafirmar su condición de candidato, los dirigidos por Ben Van Marwijk, deberán espabilar con sus jugadores del mediocampo y rogar que la lesión de Robben le permita entrar en acción desde el próximo encuentro.

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